Pablo Oliete

Desarrollando el ecosistema Industria 4.0 es España


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Este blog refleja mi opinión personal y espero que sea también un vehículo de conexión con otras personas que, como yo, se sigan sorprendiendo del espectacular momento tecnológico que vivimos en España.

Pablo Oliete

Desarrollando el ecosistema Industria 4.0 es España


política industrial

febrero 20, 2020 Sin categoría no responses

Stop desahucios en la industria española

Stop desahucios en la industria española

No hace falta contratar un minucioso estudio a una consultora molona para saber que la inversión tecnológica en la industria española ha decrecido en los últimos dos años. Solo hay que visitar las fábricas para evidenciar esta realidad.

El motivo fundamental de esta crítica situación es la ausencia de ‘directivos 4.0’, de líderes capacitados para abordar los desafíos tecnológicos. Por desgracia, lo que se lleva ahora es la ignorancia compartida sobre la Industria 4.0.

La paralización de las inversiones a nivel industrial comenzó en el sector de la automoción. Son numerosos los expertos que sitúan el inicio de esta crisis en las declaraciones de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en julio de 2018. En sede parlamentaria, la actual vicepresidenta cuarta afirmó categórica y textualmente que el “diésel tenía los días contados”. Desde mi punto de vista, estas manifestaciones fueron la excusa perfecta, pero creo que había motivos más profundos que una frase poco acertada.

Otro motor de desinversión ha sido el Brexit. A este segundo capítulo de nuestro declive industrial se suman otras áreas de actividad, además de la automoción. Son muchas las empresas españolas que dependen, en mayor o menor medida, del mercado británico, pero la incertidumbre no les ha permitido acometer nuevas inversiones, no tenía ningún sentido.

A todo esto se sumaron las advertencias de ralentización del sector de la construcción, y la injustificada restricción al crédito por parte de las entidades financieras. Los economistas sabemos que los primeros síntomas de una crisis económica aparecen cuando las entidades de crédito comienzan a mostrar sus miedos. ¿Cuántas empresas han visto reducidas sus pólizas de crédito en el último año?

Hay muchos más motivos que explican la paralización de la industria española. Pero, desde mi punto de vista, la razón más importante es la inacción ante la transformación digital y la adopción de la Industria 4.0. Una inacción de carácter político y también de visión por parte de las cúpulas directivas de las empresas.

Este argumento se refuerza con una noticia que se publica mientras escribo este artículo: la resolución del Programa Reindus del Ministerio de Industria. El Ministerio acaba de conceder 221.269.159 euros de ayudas a 183 proyectos de inversión industrial. ¿Saben cuántas de esas iniciativas tienen que ver con la implementación de tecnologías para la Industria 4.0? La respuesta es muy desalentadora: tan solo tres.

La industria española tenía un reto, tenía una estrategia tecnológica. En noviembre de 2015, la entonces secretaria general de Industria, Begoña Cristeto, puso en marcha la iniciativa del Gobierno de España en Industria 4.0. En aquel momento, no hace tampoco tanto tiempo, la fórmula de financiación fue la colaboración público-privada. El Banco Santander, Telefónica e Indra ayudaron a que la estrategia viera la luz. La sustitución del ministro Soria por De Guindos dejó un tanto aparcada la iniciativa, y otros temas tuvieron más prioridad para el nuevo titular de la Cartera.  El reto era facilitar la transformación digital de nuestra industria y la adopción de la Industria 4.0. Es evidente que no lo hemos conseguido.

La ignorancia compartida

La iniciativa española en Industria Conectada no ha sido prioridad en la agenda política de los tres últimos gobiernos. Pero tampoco ha tenido protagonismo en los planes estratégicos de las empresas. Los directivos no han considerado prioritario diseñar y ejecutar una hoja de ruta en transformación digital.

Por otra parte, muchos de los proyectos de trasformación que se han acometido han supuesto un esfuerzo superior a lo previsto, sobre todo en recursos humanos. También hay un grave problema de retraso en la implantación. Conozco varias iniciativas que, aún hoy, no pueden justificar el esfuerzo realizado. La variable económica es lo menos importante. Por desgracia para los proveedores tecnológicos, la inversión hasta ahora ha sido baja. Ha habido más de apuesta innovadora por parte de los proveedores, que de presupuesto por parte del empresario.

Ante este panorama tan desolador, cabe hacernos una pregunta básica: ¿por qué? Mi respuesta se resume en una frase también muy básica: “Por la ignorancia compartida”. Parece una frase dura y un tanto categórica, pero para confirmar esta afirmación tampoco necesitamos contratar un estudio de mercado. Es la realidad. Los altos ejecutivos de las empresas no están capacitados para abordar el reto de la Industria 4.0 y, así, es muy difícil que accionistas y grandes corporaciones inviertan en la transformación productiva de nuestras industrias.

La realidad que nos encontramos, cuando visitamos polígonos industriales, es que los ‘héroes’ de la Industria 4.0 en España financian sus proyectos a base de ahorrar pequeñas partidas del presupuesto de mantenimiento, de los servicios recurrentes y de apretar al límite al proveedor tecnológico. Lo mismo ocurre con la contratación de nuevos perfiles profesionales. Cuando preguntas «¿cómo contrataste a ese científico de datos?», la respuesta es: «Para mi dirección no es un científico de datos, es un ingeniero electrónico». Así es todo.

Estimados ejecutivos, por favor, tómense en serio la Industria 4.0. Ya sé que no se sienten cómodos protagonizando esta nueva etapa de su organización, pero es una necesidad. Solo se me ocurre un consejo: o apuestan de manera urgente por su formación, para que las empresas que dirigen puedan competir en el futuro, o dejan paso a las personas que se han capacitado en los últimos cinco años, muchos de ellos serán, probablemente, sus mandos intermedios. Si su opción es la primera, tienen una oportunidad única, este mes de marzo, en el Programa Directivo en Industria Conectada de la Universidad de Navarra y Fom Talent, que se impartirá en el Campus de Madrid. Créanme, por experiencia sé de lo que hablo y, por eso, este artículo se titula “Stop desahucios en la industria española”.

Publicado en Innovadores (La Razón).

septiembre 11, 2019 Sin categoría no responses

La industria española necesita de mucha más política

La industria española necesita de mucha más política

En marzo de este año, en la presentación de resultados de Mercadona, Juan Roig nos dejaba esta frase, franca, sincera y directa a la diana: »El trabajo de los empresarios es crear riqueza y el de los políticos, que nos digan qué va a pasar a cinco o 10 años en España, y eso es difícil porque ser político no es una cosa nada fácil. Pero es su trabajo: para eso los elegimos y para eso los pagamos».

Esta reflexión, de uno de nuestros grandes empresarios que, por cierto, está construyendo un impresionante ecosistema de inversión y desarrollo de startups en España, me proporciona la primera base argumental de este artículo. Aunque me considero un liberal convencido, debo afirmar que la industria española necesita de mucha más política, o simplemente política, dada la zona de incertidumbre en la que seguimos estancados.

Los responsables políticos del ámbito industrial de los últimos gobiernos han sido más bomberos que estrategas. Les ha preocupado más retener las inversiones de las multinacionales que hacer un país atractivo para captar capital. Y, es bien sabido, que la falta de planificación y estrategia, en cualquier tipo de organización, al final pasa factura. Hablar de política industrial en España es quedarse en la ilusión, en algo que no existe, y pronto lo pagaremos. Es realmente desalentador pensar que tenemos una gran oportunidad para ser realmente competitivos, pero que carecemos de líderes entusiastas, con visión estratégica y, sobre todo, que impriman la agilidad que requieren los tiempos en los que vivimos. La política industrial no se improvisa.

España reúne los elementos para desarrollar un importante ecosistema tecnológico alrededor de la industria. Si lo hacemos bien, tendremos claros beneficios, desde la generación de riqueza, a la creación de nuevos empleos.

En el último encuentro de las Telecomunicaciones, organizado por Ametic, la ministra de Economía, en funciones, Nadia Calviño, reiteraba la intención del Gobierno de aumentar la inversión en I+D+i, que actualmente está en el 1,4 % del PIB, pero con la imprescindible colaboración de la empresa privada. Textualmente, dijo: “Es necesaria la implicación de todos, y que el sector privado tenga iniciativa. Mi puerta siempre estará abierta”. A veces, el talante se aprecia en los matices. Quizás la ministra tendría que haber dicho: “Iré a buscar la colaboración, y a conocer las iniciativas de las empresas”.

En España, las empresas industriales, en su mayoría, están en proceso de transformación. Muchas ya saben perfectamente hacia dónde quieren encaminar su digitalización. Así lo comentaba Jaime Barba, CEO de GoAigua y ejecutivo de Global Omnium, recientemente en una entrevista. Pero, además, en los últimos años, las grandes corporaciones han desplegado numerosas iniciativas de incubación de empresas. Precisamente, Global Omnium, a través de sus programas de Venture, invertirá ocho millones de euros, este año, en apoyar a startups.

La empresa privada española es la que está teniendo iniciativas, la que está empujando la innovación y el desarrollo. Pero aún queda mucho camino por recorrer y sería deseable un compromiso mayor de las administraciones. Pero no con las típicas medidas de colaboración público-privada, que generalmente se quedan estancadas en la Universidad. Una tesis que argumenta perfectamente mi querido amigo Paco Jariego cuando dice que en la universidad española se produce ciencia y tecnología, pero no fluye hacia las empresas. Las medidas deben ser valientes y globales.

Para ser prácticos, voy a enumerar los diez asuntos que, desde mi punto de vista, deben abordar nuestras industrias para no perder el tren de la Industria 4.0, y a reflexionar, a continuación, sobre el papel de las administraciones.

  1. Impulso, por parte de las empresas, de un cambio de estilo de liderazgo. Deben tener mayor sensibilidad y conocimiento sobre los nuevos modelos de negocio en el ámbito digital.
  2. Formación en nuevas habilidades.
  3. Definición, imprescindible, de una hoja de ruta interna de transformación de la organización.
  4. Fomento de la comunicación interna, eliminando los silos, y “reinos de taifas”, que impidan abordar nuevos retos.
  5. Desarrollo, por parte de cada empresa, de su propio ecosistema tecnológico especializado.
  6. Definición y promoción mediante publicidad de las buenas prácticas.
  7. Creación de equipos de alto rendimiento para generar innovación.
  8. Colaboración, colaboración y colaboración.
  9. Asignación de equipos y presupuesto para proyectos de inversión.
  10. Inclusión de la Industria 4.0 como un objetivo país.

He cerrado la lista el término “objetivo país”, porque ese debe ser el talante y la actitud de la política industrial. En muchas de estas medidas, el Gobierno central, y las comunidades autónomas, tienen un importante papel que jugar, sobre todo, porque tienen la capacidad normativa y el poder real de impulsar la colaboración. Ese es su gran papel. Pueden fomentar ecosistemas que faciliten la adaptación de nuevos modelos de negocio.

De todo esto, y de muchísimo más, hablaremos los días 1 y 2 de octubre en Valencia durante el III Congreso de Tecnologías Emergentes para Ecosistemas 4.0, conocido como Foro Emergentes. Un lugar de reflexión, cercano y real, sobre la industria y la tecnología, con sus verdaderos protagonistas. Analizaremos el momento actual, de implantación de la Industria 4.0 en España, con todos los diferentes actores del ecosistema, entre ellos, Jaime Barba y Paco Jariego.

Artículo publicado en Innovadores (La Razón)